El tráfico urbano provoca en ciudades españolas la mitad de la contaminación
Fecha Fecha de Publicación: Viernes 29 de Abril de 2005, 16:51 h.
Tema Atmósfera


El CSIC coordina un estudio del Ministerio de Medio Ambiente sobre contaminación por partículas en suspensión en España. El estudio confirma que los motores diesel son más contaminantes. El clima mediterráneo empeora la situación en muchas ciudades españolas respecto a otros países europeos. La UE modificará la normativa vigente para incluir la vigilancia de las partículas más finas, capaces de acceder hasta los pulmones.

Nota publicada por el Gabinete de Prensa del CSIC, Barcelona, Lunes 18 de Abril de 2005.

Las partículas en suspensión son uno de los principales contaminantes atmosféricos en zonas urbanas, además de encontrarse entre los que mayor impacto tienen en la salud de la población. En las ciudades españolas, entre un 40% y un 60% de la contaminación provocada por el denominado material particulado atmosférico se debe al tráfico. El dato corresponde a un estudio del Ministerio de Medio Ambiente coordinado por el Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera, en Barcelona, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El Instituto, en colaboración con científicos de distintos organismos españoles y europeos, coordina un proyecto de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente para controlar la contaminación en distintos núcleos urbanos españoles. Para ello analiza muestras que se recogen a diario en diferentes estaciones (una de ellas, ubicada en el mismo Instituto, en la zona universitaria de Pedralbes).

En el proyecto también trabajan científicos del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo; del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas; del Instituto de Salud Carlos III; así como de las universidades de Huelva, Extremadura y Cartagena, entre otras, o de distintos organismos de investigación europeos.

La experiencia de este trabajo, dirigido por los investigadores del CSIC Xavier Querol y Andrés Alastuey, servirá de asesoramiento al Ministerio y a los gobiernos de las Comunidades Autónomas de cara a que puedan responder a los requerimientos que establecerá la futura normativa de la UE sobre partículas en suspensión, actualmente en revisión.

Los resultados más recientes, presentados en el V Urban Air Quality Congress, celebrado recientemente en Valencia, indican que la contaminación por material particulado atmosférico en los núcleos urbanos españoles está causada mayoritariamente por el tráfico, especialmente por los motores diesel, que llegan a producir hasta cuatro veces más partículas de carbono que los motores de gasolina.

Así, un motor diesel de un vehículo mediano emite entre 20 y 30 microgramos de partículas por kilómetro recorrido, frente a los menos de 5 microgramos de un motor de gasolina -no obstante, la eficiencia energética de los motores diesel es más elevada que la de los motores de gasolina-. Una posibilidad para reducir las emisiones de los motores diesel es el uso de filtros o trampas de partículas regenerables, que retienen hasta el 90% de las partículas. Esta tecnología ya se utiliza en la fabricación de algunos vehículos privados, y también, en muchas ciudades europeas y estadounidenses, para disminuir las emisiones del transporte público, de los vehículos para la recogida de residuos urbanos y en el transporte escolar.

EFECTOS SOBRE LA SALUD HUMANA

En áreas urbanas, el material particulado atmosférico proviene de una gran variedad de fuentes, principalmente antropogénicas (industria o tráfico), pero también, en menor proporción, naturales (polvo africano, aerosol marino, materia mineral natural del suelo o emisiones biogénicas forestales). En función de cuál sea su origen, las propiedades físicas y químicas de estas partículas cambian. Los últimos informes de la Organización Mundial de la Salud destacan además que su potencial impacto sobre la salud humana está en relación tanto con su composición, como con su tamaño de partícula.

En concreto, las partículas con un diámetro de menos de 10 micrómetros, ó PM10, (1 micrómetro equivale a 0,001 milímetros) pueden acceder a la parte superior del tracto respiratorio; mientras que las partículas de menos de 2,5 micrómetros de diámetro, también llamadas partículas finas ó PM2,5, llegan hasta los pulmones, por lo que son potencialmente más peligrosas. Las partículas aún más pequeñas, de menos de un nanómetro de diámetro (1 nanómetro equivale a 0,000001 milímetro), pueden entrar incluso en la circulación sanguínea.

En cuanto a su composición y origen, las partículas inferiores a 10 micrómetros en áreas urbanas se reparten entre un 30% de mineral que se desprende del pavimento de las vías públicas, debido a la erosión del tráfico, y en menor proporción de la demolición y construcción y de resuspensión de los suelos; otro 30% de partículas carbonosas procedentes, sobre todo, de los motores; y un 30% de partículas de origen secundario (sulfato, nitrato y amonio), es decir, partículas que se forman a partir de la transformación de contaminantes gaseosos (y no de emisiones directas de partículas) generadas por el tráfico, la industria, y otras fuentes urbanas. El 10% restante procede de fuentes diversas.

En el caso de las partículas inferiores a 2,5 micrometros, la proporción de materia mineral desprendida del pavimento se reduce a entre un 15% y un 20%, mientras que la fracción carbonosa se incrementa hasta el 40% ó 50%. Cerca de un 30%, son partículas de sulfato, nitrato y amonio, y un 10% son de otras fuentes.

Estos porcentajes son muy similares a los recogidos en otras ciudades europeas, exceptuando la marcada mayor proporción de materia mineral presente en las ciudades españolas. Esto se atribuye a la escasez de lluvia, que provoca que el polvo mineral se acumule en el pavimento para después volver a entrar en circulación, mientras que en zonas con mayor pluviosidad el firme se limpia con mayor frecuencia.

La UE dedica en la actualidad sus esfuerzos a modificar la normativa de calidad del aire para incorporar el control de las partículas más pequeñas. Las discusiones de los expertos se centran en establecer los límites máximos permitidos para partículas de hasta 2,5 micrómetros de diámetro, las partículas finas, por representar un mayor riesgo potencial para la salud. No obstante, para establecer unos límites realistas es necesario conocer primero el grado de contaminación actual (niveles de concentración de partículas en la atmósfera), cuáles son las principales fuentes, y si es factible o no reducir su presencia.

LA INFLUENCIA DEL CLIMA Y LA ESCASEZ DE ZONAS VERDES

El científico del CSIC y corresponsable del trabajo Xavier Querol explica que si bien en otras ciudades europeas el tráfico también es la principal fuente de contaminación por partículas -hasta el 50%, según estudios similares-, especialmente en ciudades grandes como Berlín y Londres, la situación es más complicada en España por causa del clima, sobre todo en las ciudades mediterráneas, y de la escasez de zonas verdes.

“Las condiciones de dispersión de contaminantes atmosféricos son peores. Por un lado, la advección fuerte de masas de aire (viento intenso) es menos frecuente, y llueve poco, por lo que se acumula más contaminación. Además, la radiación solar acelera la conversión de ciertos gases en partículas”, explica Querol, y añade que, en el lado opuesto, en las ciudades del norte de Europa el viento y la lluvia ayudan a dispersar la contaminación y a limpiar el aire de las ciudades.

Otros factores que ayudan poco son la arquitectura de las ciudades españolas (con edificios relativamente altos y calles estrechas, que dificultan la dispersión de contaminantes) y la carencia de vegetación y zonas verdes. Cuenta Querol: “Con el calor del suelo se crean celdas de convección. Esto es, el aire caliente sigue una dirección ascendente, arrastrando las partículas que se han depositado previamente en el suelo, de forma que esas partículas contaminantes circulan en el aire de forma constante. Este factor es especialmente grave en zonas deforestadas por la construcción y la erosión”.

Para el investigador del CSIC, la entrada de masas de aire africanas que arrastran consigo polvo de los desiertos es otro factor que, de forma esporádica, influye de modo negativo en la contaminación del aire, puesto que incrementa los niveles de partículas de menos de 10 y de 2,5 micrómetros de diámetro. Además, los investigadores del CSIC han demostrado que el polvo africano transportado hacia la península favorece la conversión de los contaminantes gaseosos, generando nuevas partículas, lo que obliga a los países mediterráneos a prestar una atención especial a la prevención frente a la contaminación.

PROTECCIÓN DE LA SALUD FRENTE A LA CONTAMINACIÓN

Uno de los problemas más específicos de las partículas contaminantes, según han expuesto los epidemiólogos en un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud, dirigido a asesorar sobre la evaluación de la directiva de calidad del aire (1999/30/CE), es que no existe un umbral de protección para la salud humana por debajo del cual no existan efectos. Al contrario, se sabe que incluso con niveles bajos de material particulado atmosférico los efectos sobre la salud son visibles.

La legislación vigente en la actualidad en Europa marca unos niveles máximos, tanto diarios como anuales, para las partículas de diámetro inferior a 10 micrómetros. Esta legislación se verá complementada próximamente cuando se establezcan además los niveles máximos permisibles para partículas inferiores a 2,5 micrómetros.

Estos nuevos valores límite entrarán en vigor entre los años 2010 y 2015. El grupo de expertos que ya trabaja en labores de seguimiento advierte de que tal y como esta planteada la norma, y teniendo en cuenta el nivel de emisiones actual, la sociedad española tendrá que hacer esfuerzos importantes para cumplir con los requisitos de la futura normativa.

Copyright © Gabinete de Prensa del CSIC, 2005.

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