Un excelente artículo con el argumentario típico de los partidarios de las corridas de toros y explicaciones claras que desmontan uno a uno todos esos supuestos argumentos.
"La afición
a los toros es una cuestión personal; si no te gustan, no vayas, pero
respeta mi libertad y mis gustos"
Si una persona no sólo
no respeta la vida de un animal, sino que además paga para que le obliguen
a sufrir y a morir, o incluso es el que provoca directamente esa agonía
gratuita, no puede pedir que se le respete en ese aspecto de su vida.
Ese animal no quiere estar ahí, no quiere que le desangren, no quiere
que le agoten ni que le atraviesen por dentro con una espada. Pero eso,
ese animal es el primero que no es respetado, su vida no es respetada.
La afición a los toros
no es una cuestión personal puesto que implica el sufrimiento de terceros.
Del mismo modo, a todos nos chirriaría que se tratase como cuestión
personal la violencia familiar ("si tú
no quieres pegar a tu mujer, no lo hagas, pero déjame a mí
que haga lo que quiera"), la violación ("si no te gusta
la violación, no la hagas, pero déjame violar a quien me dé
la gana") o hacer una guerra ("si
te parece injusta la guerra, no te alistes, pero déjame que yo mate
a quien quiera y no te manifiestes en contra ni pidas su fin, puesto
que eso coarta mi libertad de bombardear un pueblo").
En el caso de los animales,
la necesidad de intervenir para parar su sufrimiento es aún mayor,
puesto que ellos no pueden liberarse a sí mismos, no pueden emprender
movimientos por el fin de su esclavitud; desgraciadamente, están a
nuestra merced, y si las personas que entendemos la injusticia de su
explotación no alzamos la voz y actuamos por ellos, sus explotadores
harán con sus vidas lo que les plazca.
"¿Qué pasa
con los niños de África? Hay cosas peores que los toros".
Esta respuesta, bastante
recurrente, no es en sí un argumento pro-taurino, pero sí un
argumento anti-anti-taurino, una razón para quitarle el sentido a la
movilización por la abolición de las corridas de toros.
En primer lugar parte
de la premisa falsa de que el hecho de que exista una injusticia justifica
que existan otras.
Por otro lado ejerce
un ranking de injusticias (algo irreal) exigiendo que se luche únicamente
por la que en ese ranking (cuyo único criterio es una opinión personal)
ocupa el primer puesto y no por ninguna otra. Paradójicamente, este
argumento lo suelen dar personas que no se preocupan por nada, ni siquiera
por lo que ellos mismos clasifican como prioridad; lo habitual es que
la gente que sí lucha por algo, que se preocupa por los demás, entienda,
por experiencia propia, que es imposible luchar contra todas las injusticias
de este mundo y que siempre que intentes hacer algo contra alguna/s
de ellas va de lado otras a tener que dejar de lado otras.
Este argumento, además,
invalida casi todo el resto de luchas. Por ejemplo, la misma pregunta
sobre la situación de hambruna, guerras y desplazados en África puede
hacerse a personas que intentan mejorar sus condiciones laborales o
que piden igualdad de derechos entre hombre y mujeres o entre matrimonios
homosexuales y heterosexuales. La hambruna africana o el cambio climático,
objetivamente siempre serán más importantes, pero eso no puede llevarnos
a renunciar a nuestras vidas ni a dejar de luchar por nuestras libertades.
Debe entenderse que cada
uno se ve afectado de distinta forma por aquello que le rodea y por
sus circunstancias y que, en base a esto, decide sus prioridades; a
veces no siempre desde la importancia, sino también desde la eficacia
de su trabajo, la cercanía del problema o las emociones. Lo importante
es que cada uno haga lo que pueda por aquello en lo que cree, sabiendo
que es un grano de arena en una montaña de lodo, pero luchando por
seguir siendo, al menos, ese grano de arena.
Cuando no haces nada,
cuando vas a lo tuyo sin preocuparte del resto del mundo, nadie te culpa.
Cuando te preocupas de algo, sobre todo de los animales, siempre te
echarán en cara que no centres tus esfuerzos en las personas, aunque
los animales estén sufriendo situaciones terribles. Si cada persona
que te rodea hiciese lo que estuviese en su mano para luchar contra
cualquiera de las injusticias existentes, esto sería diferente.
Así que si te preocupan los toros, saca pecho y dale duro, ellos te
necesitan y se lo merecen, que nadie te haga dudar de tus ideas.
"El toreo es una tradición que forma parte de nuestra cultura".
Las tradiciones que no
aportan más que sometimiento y humillación no deben preservarse. Las
tradiciones buenas deben perdurar, las aberraciones no. La Historia
del mundo se ha caracterizado porque en todas las épocas, guerras,
desigualdad, esclavitud e injusticia han estado presentes. De hecho,
numerosas tradiciones actuales tienen siglos de historia, como la ablación
del clítoris, los matrimonios forzados con niñas, las lapidaciones
o las ejecuciones públicas.
Acatarlas acríticamente,
sin plantearnos su sentido por el hecho de llevar cierto número de
años haciéndose, hará que cometamos los mismos errores infinitamente
y nos impedirá avanzar. Si hubiese ocurrido lo mismo con todas las
tradiciones, reflexionemos sobre qué sería de muchos de nosotros y
nosotras. Tradiciones injustas más largas y arraigadas que los toros
han desaparecido porque ciertas personas se cuestionaron su sentido
y lucharon con lo que estaba establecido hasta ese momento.
En cuanto a la cultura,
si se alude a las costumbres de una época o un pueblo, efectivamente
el toreo es cultura, ya que ha desarrollado un lenguaje concreto y tiene
un mundo propio a su alrededor. Sin embargo, el hecho de formar parte
de nuestra cultura, no es por sí mismo ni positivo ni negativo. Nuestra
cultura tiene cosas buenas y cosas malas, como todas, y las segundas,
entre las que se encuentra el toreo, deben ir superándose. En este
sentido, cultura eran también los combates a muerte entre gladiadores
(de hecho eran una parte importante de la cultura romana) y no hay razón
para defender su pervivencia.
Desde otro punto de vista,
si por cultura quiere entenderse el afinar las facultades intelectuales
y el enriquecimiento de las personas, no hay nada de cultura en torturar
y matar animales.
"El toreo es
arte".
Lo que es arte es algo
personal; es decir, lo que para una persona puede ser arte, para otra
puede no serlo. Las definiciones de arte que se dan en diccionarios
y enciclopedias son muy abiertas y no concretan lo que es o no arte,
ya que probablemente esto no pueda concretarse objetivamente. Algunas
definiciones de arte (en el sentido de expresión artística) son:
- Acto o facultad mediante los
cuales, valiéndose de la materia, la imagen o del sonido, imita o expresa
el hombre lo material o lo inmaterial, y crea copiando o fantaseando.
- Actividad humana específica
para la que se recurre a ciertas facultades sensoriales, estéticas
e intelectuales.
- Actividad o producto realizado
por el ser humano con una finalidad estética o comunicativa, a través del que expresa ideas, emociones o, en general, una visión del mundo, mediante diversos recursos, como los plásticos, lingüísticos, sonoros o mixtos.
Con este
tipo de definiciones se hace difícil contestar a si el toreo es arte
o no. Quedándonos con la última definición por ser un poco más completa,
parece que el arte es una expresión de una visión del mundo con una
finalidad estética o comunicativa.
El toreo sí es
una expresión de una visión del mundo, en la cual el humano no forma
parte de la naturaleza, sino que está por encima de ésta y la
somete a su voluntad; es una visión egoísta y antropocentrista (el
humano como centro del Universo) en la que las vidas del resto de individuos
con los que compartimos el planeta, seres inferiores que sólo comen
y duermen, carecen de importancia, y sólo tienen un valor como bienes
de uso o de cambio, objetos al servicio de los humanos, esclavos.
La finalidad comunicativa
de esta visión del mundo está clara: el toro es un animal fuerte y
poderoso, pero el humano es capaz de engañarle, humillarle, someterle
y matarle a su antojo, por lo que el humano es un ser superior. Eso
es lo que pretenden comunicar las corridas de toros. En cuanto a la
finalidad estética, ésta es bastante dudosa si el sadismo no llega
a tanto como para encontrar belleza en un animal muriéndose, en las
heridas, el miedo, los vómitos de sangre y el dolor.
Por lo tanto si el toreo
es un arte será una decisión personal de cada uno/una en función
de lo que considere arte y de su concepción del toreo. Discutir sobre
eso es como discutir sobre si el grafiti, un cuadro en blanco o la moda
son arte; cada uno/a tendrá su opinión personal.
Para nosotros claramente
no lo es y, aunque lo fuera, nunca el arte justificaría el sufrimiento,
nunca estaría por encima de las vidas de los individuos. Esto es lo
que queremos destacar, da igual que lo sea o no, eso es sólo una excusa
más para intentar justificar lo injustificable.
Y por último, si se
califica como arte por haber servido de tema en cuadros o esculturas,
simplemente recordar, que también se han realizado espléndidas obras
sobre las guerras, fusilamientos o el martirio de los santos, y no por
ello son costumbres a conservar.
"El toreo genera mucho dinero"
El toreo genera dinero;
no sólo en las corridas en sí, sino también en el mundo montado alrededor
de los toros (bares, confección de los trajes...etc.). Sin embargo,
los tres grandes negocios mundiales son la venta y el contrabando de
armas, la prostitución y el narcotráfico, y hay infinitamente más
personas viviendo de esos tres negocios que de cualquier otro.
Por otro lado, la tauromaquia
también absorbe mucho dinero en forma de subvenciones que podría ser
aprovechado para muchas otras cosas más necesarias y que carecen de
recursos. Partidas importantes de los ayuntamientos, comunidades autónomas,
estados e incluso de Europa son destinadas a subvencionar fincas ganaderas
de lidia y festejos taurinos.
"El toreo crea puestos de trabajo".
Una de las mayores industrias
mundiales es la de armas, a la que se dedican un porcentaje importante
de personas a nivel mundial; de hecho, una guerra cada ciertos años
reaviva la economía de muchos países productores
De los toros sólo vive
un puñado de gente. Después del reparto millonario entre ganaderos,
empresarios y toreros, los demás trabajadores malviven con sueldos
míseros que no incluyen cobertura social, por lo que en muchos casos
no se dedican a ello de forma completa. Muchos otros oficios más antiguos,
con más historia y más bonitos, sobre todo artesanos y recolectores
de recursos del campo, han desaparecido en silencio.
Nadie está obligado
a trabajar torturando animales, todos podemos elegir no hacerlo, así
que las personas que lo hacen es porque quieren, tengámoslo en cuenta.
"Mucha
gente lo apoya."
Sin embargo, las encuestas
nos dicen que el 70% de los españoles no muestra ningún interés por
las corridas de toros. El 74% de los catalanes estaría a favor de
que se prohibiesen las corridas de toros en Cataluña (DEMOSCOPIA, Noviembre
2004). Mucha gente no sabe que, de producirse este hecho, no serían
los primeros, ya que desde 1991 las corridas de toros están prohibidas
en Canarias.
Además, el número de
personas que apoyen algo no se relaciona de forma directa con la calidad
o la ética de eso. Gran Hermano tiene topes de audiencia inimaginables
y no por ello su calidad aumenta. A la gente le gusta y basta. De hecho,
es muy interesante reflexionar sobre por qué a la gente le gustan los
toros, por qué necesitan esa dosis de humillación, superioridad y
dominación; probablemente esté muy relacionado con la vida que llevamos.
"Los que quieren
prohibir los toros son independentistas catalanes, contrarios a la fiesta
nacional"
Hay gente que se opone
a la tauromaquia en todos lados y sus argumentos no tienen nada que
ver con el independentismo. De hecho la oposición a la tauromaquia
traspasa fronteras y hay numerosos colectivos en países en los que
ni siquiera saben lo que es Cataluña.
Es cierto que hay independentistas
catalanes que rechazan la tauromaquia por ser española sin importarles
en ningún momento que hay tradiciones catalanas que implican el sufrimiento
de animales, pero decir que todos los que están contra la tauromaquia,
lo están por ser catalanistas, es demagógico y erróneo.
A raíz de esta afirmación
se debe destacar la reacción que han tenido dirigentes políticos de
Comunidades Autónomas como las de Madrid o Valencia, en las que las
corridas de toros se han declarado Bien de Interés Turístico, como
"ofensiva" política al comienzo del debate sobre la prohibición
de las corridas de toros en Cataluña (primera semana de marzo del 2010).
Es lamentable utilizar las vidas ajenas para hacer política.
"Sin el toreo,
desaparecería el toro"
Este argumento es el
mismo que se utilizó cuando se dijo que los elefantes desaparecerían
si se prohibía el negocio del marfil (ahora hay más elefantes que
cuando se usaba marfil) o que sin la caza no habría perdices.
Este argumento se desprende
de una visión utilitarista de los animales, en la cual, si no sirven
para nada (para nada de lo que el humano saque provecho directamente),
no tienen por qué existir.
Por un lado, los animales
existen como un fin en sí mismo, no hay buscarles un por qué,
igual que nuestras vidas tienen un valor en sí mismas, independientemente
de nuestra utilidad para el resto de personas. Por otro lado, más egoísta,
si desapareciesen todos los animales de los que no sacamos un provecho
directo (los animales "útiles"), nosotros desapareceríamos instantáneamente,
ya que cada uno cumple una función en la naturaleza y nosotros, nos
guste o no, somos parte de ella.
Siguiendo la clasificación
oficial en la que el toro de lidia es una raza, taxonómicamente ésta
pertenece a la familia de los bóvidos, subfamilia de los bovinos, especie
Bos taurus, subespecie Bos taurus taurus (el ganado común).
Dentro de esta subespecie hay una multitud de razas en todo el mundo
(especialmente en los distintos países europeos y americanos); de hecho
sólo en España hay 45 razas, algunas extintas o al borde de la extinción,
de las que sólo una es la raza lidia. De hecho, en palabras de D.
José Enrique Zaldívar, veterinario y Vicepresidente de AVAT (Asociación
de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia), existen serias dudas
de que realmente sea una raza.
Si asumimos que el toro
de lidia es una de las 45 razas españolas, su importancia no es, a
nivel de diversidad, mayor ni menor que la de la raza blanca cacereña,
la asturiana de valle, la menorquina, la serrana, la pallaresa, la zamorana,
la pasiega, la berrenda en negro, la berrenda en colorado, y un largo
etcétera.
Por lo tanto, en el caso
de que la abolición de la tauromaquia y de los festejos taurinos causase
la extinción de esta raza, no sería más problemático que la extinción
de otras razas de ganado bovino, algo que lleva años sucediendo en
España por la extensión o la importación de las razas más productivas,
y algo por lo que nadie se preocupa.
Cada día se extinguen
en el mundo 150 especies. El toro de lidia no es una especie, ni
siquiera una subespecie, sino una raza dentro de una subespecie que
tiene cientos de razas en todo el mundo, como lo es el dálmata o el
caniche dentro de la subespecie Canis lupus familiaris,
el perro doméstico. Con esto queremos decir que la brutal pérdida
de biodiversidad que se produce cada día es de tal magnitud que la
pérdida de la raza ganadera de lidia sería una parte proporcionalmente
inapreciable.
No pretendemos la extinción
de la raza de lidia, pero queremos llamar la atención sobre la hipocresía
de ganaderos y toreros, a los que nunca les ha preocupado la extinción
de especies ni la biodiversidad, y a los que tampoco les preocuparía
la pérdida de la raza de lidia si no pudieran sacar dinero de ella.
Y por último, matizar
que si los individuos (algo real, a diferencia de los conceptos de especie
o raza, para los que ni siquiera hay unanimidad científica) van a ser
obligados a nacer con el fin de que sufran y de que se haga dinero con
su vida y su muerte, es mejor que no nazcan.
"Extinción de
ecosistemas (dehesas)"
Las dehesas son un tipo
de ecosistema manejado por el hombre para mantener el ganado extensivo
en el que se conserva el estrato arbóreo del bosque aclarado (menos
densidad de árboles) y se elimina el estrato arbustivo, con el fin
de que la hierba pueda crecer y mantenerse. De esta forma el ganado
tiene pasto, pero a su vez tiene refugio bajo los árboles e incluso
alimento (en el caso de encinas, fresnos, etc.).
El hecho de mantener
cierta densidad de árboles le confiere una mayor riqueza de especies
que la de un pasto. De hecho, las dehesas mantienen una biodiversidad
bastante alta y son un ejemplo de manejo sostenible de ecosistemas por
parte del hombre.
Cabe recordar que los
toros de las dehesas cumplen la función de mantenimiento de éstas
pastando, pero están dentro de la cadena trófica: la zona cercada
evita la salida de los animales y la entrada de otros animales, los
animales enfermos son retirados y sacrificados, no hay opción de ser
atacados por depredadores, los animales no mueren en el campo, hay suministro
de comida y agua extras...etc.
La dehesa es, como los
cultivos en terrazas o los arrozales, es un paisaje cultural, es decir,
asociado a una cultura del campo concreta. Por eso, el abandono de los
campos, la evolución de la sociedad y de las técnicas de labranza
o cría de animales, llevan consigo la transformación de la cultura
rural y, con ella, de los ecosistemas asociados.
Cuando desaparece el
ganado de una dehesa, con los años, ésta empieza a llenarse de matorrales
y nuevos árboles y deja de ser una dehesa. El que una dehesa abandonada
vuelva a ser exactamente el bosque original que fue es bastante difícil,
ya que los ecosistemas son más que la suma de sus componentes y las
distintas etapas de la vegetación no se suceden en línea recta. En
todo caso se necesitarán muchos años para ello. De hecho puede que
nunca llegue a serlo y presente diferencias respecto del original, si
bien eso no tiene por qué ser malo, simplemente diferente.
La opción de que la
dehesa sea un paisaje protegido y se mantenga el ganado simplemente
para mantener ese paisaje puede ser válida, pero es bastante irreal
que el Estado invierta en conservar todas las dehesas que hay actualmente
a cambio simplemente de mantenerlas. Además, los paisajes culturales
llevan, como su nombre indica, una cultura asociada, por lo que puede
no tener mucho sentido mantenerlos si esa cultura ha desaparecido.
La otra opción sería
dejar que las dehesas evolucionaran a bosques, a lo que fueron antes
de su transformación; durante la etapa de matorralización los incendios
se propagan rápidamente, por lo que sería adecuado un manejo de esa
dehesa para su evolución a bosque. Las tareas forestales enfocadas
a la conservación son una fuente de empleo poco aprovechada en este
país, y una alternativa viable, si bien al ser el fin último la conservación
y el uso sostenible del bosque, tampoco habría una fuente de ingresos
potente para los propietarios de las fincas.
Como conclusión, si
se aboliera la tauromaquia en España, muchas dehesas se abandonarían
porque dejarían de dar dinero. Si se buscan alternativas económicamente
viables, podrían mantenerse, aunque dichas alternativas son bastante
limitadas. Sin embargo, es importante decir que Europa da muchas subvenciones
a los ganaderos para el mantenimiento de las dehesas por su valor ecológico,
por lo que con esas mismas subvenciones puede que sí haya alternativas
viables, es algo que requiere un mayor estudio.
Muchas de ellas evolucionarían
hacia un ecosistema de bosque, y esa evolución puede ser muy interesante,
especialmente si se acompaña de un manejo adecuado durante los primeros
años. El bosque mediterráneo alberga una biodiversidad extraordinaria
y especies que no pueden vivir en dehesas, por lo que su extensión
es también positiva.
"El toro
de lidia goza de una vida regalada".
Respuesta de D. Enrique
Zaldívar, veterinario y Vicepresidente de AVAT (Asociación de Veterinarios
Abolicionistas de la Tauromaquia).
"Hay que empezar por
decir que la mayor parte de los animales nacidos en ganaderías de lidia
no llegan a los cuatro o cinco años: o son lidiados mucho antes en
cosos y plazas de pueblo (con dos o tres años) o son enviados al matadero
por defectuosos, o son hembras y también son sacrificadas si no se
desean como reproductoras. En realidad, menos del 5% de los toros nacidos
en las ganaderías de lidia llegan a los cuatro años de vida.
Pero fijémonos en los "agraciados", en esos pocos que finalmente
morirán a los cuatro o cinco años en un coso taurino. Su destete se
produce cuando tienen unos cuatro meses de edad. Para que no sigan mamando
se emplean diversos métodos. El doctor veterinario Manuel Prieto cita,
en su obra "Ganado vacuno", el empego: untar con pez ardiente los
pezones de las madres para que éstas, a causa del dolor, impidan a
sus hijos mamar. También puede producirse por medio de la separación
definitiva y traumática de la madre.
Cuando cumplen un año son marcados a fuego con el hierro de la ganadería
y el año de nacimiento. Las quemaduras se hacen "en vivo" y son
de enorme tamaño, habiendo varias, hasta cinco en el mismo animal.
En las orejas, también en vivo, se les practican mutilaciones con una
navaja como signo distintivo de la ganadería. Esto puede ir desde una
raja central hasta el corte casi completo de toda la oreja.
A los dos años sufren la tienta, ya sea por el método de acoso y derribo
(perseguidos en el campo por hombres a caballo provistos de largas varas
de madera con un puya final de acero cortante que clavan en el animal),
como por la tienta propiamente dicha dentro del coso de la ganadería
(similar a lo que hacen los picadores de las corridas de toros, pero
con puyas de menor tamaño para evitar el desangrado y las lesiones
irreversibles en el animal); el objetivo es probar la "bravura"
del animal ante las persecuciones y el clavado de las puyas.
Y a los cuatro o cinco
años mueren en la plaza atravesados por una espada.
Por supuesto, en esos
años se les impide cualquier contacto con las vacas; el típico concepto
de que un toro de lidia se pasa el día retozando con las vacas es falso;
sólo unos pocos sementales, algunos de ellos animales indultados en
la plaza por su "bravura" (animales con profundas heridas internas
y dolores y traumas de por vida), son utilizados para una selectiva
y controlada cría.
Finalmente, no parecen llegar en muy buenas condiciones de salud a los
cosos. Según unas estadísticas de los servicios de inspección veterinaria
franceses, en el ochenta por ciento de las autopsias realizadas a toros
lidiados se encuentran pruebas de sufrir graves enfermedades: tuberculosis,
tumores, hepatitis, etc. Tanto es así, que las autoridades sanitarias
de Colombia han ordenado que todos los toros españoles lidiados allí
sean inmediatamente incinerados después de la corrida.
En resumen: comparando estos hechos con los de la vida de una persona
significaría vivir unos veinte años sufriendo destete prematuro, alejamiento
de la madre, marcaje a fuego, mutilaciones identificadoras, castidad
obligada, persecuciones y clavado periódico de arpones para comprobar
nuestra personalidad, transporte y... muerte por tortura ante un público
que lo festeja. La verdad, todo esto no coincide con lo que se suele
definir como vida regalada".
"Las vacas lecheras
y las de carne sufren más"
Esto es cierto para la
mayoría de los casos; la vida de los animales destinados a consumo
humano es peor que la vida de los toros de lidia. La muerte de los toros
es más larga, si bien la muerte en los mataderos es más estresante
y menos instantánea de lo que se suele pensar, aunque estamos aquí
para dedicarnos a establecer un ranking de sufrimiento.
El que las vacas y terneras
puedan sufrir más no es porque los toros lleven una vida maravillosa,
sino porque la vida de los animales "de granja" es un verdadero
infierno. Por eso debemos evitar consumir productos de origen animal
y no olvidar que el sufrimiento de las vacas lecheras y de las terneras
(y por supuesto del resto de animales usados en consumo humano) no sale
en la tele, sino que se oculta tras las paredes de granjas y mataderos,
pero existe.
Una vez dicho esto, no
debemos olvidar que los taurinos comen carne de ternera y de vaca y
beben leche de vaca. Es decir, ellos argumentan que las pobres vacas
sufren más, pero nunca les ha importado el sufrimiento de éstas ni
de ningún animal; sólo lo hacen para desviar la atención del tema
y "pillar" al anti-taurino con el que hablen. La respuesta a esto
es "¿Eres vegetariano? Entonces no te permito que utilices ese
argumento de forma tan hipócrita". Entre anti-taurinos sí es
un debate interesante, pero nunca con un taurino.
"El toro no lidiado
sufre más que el toro sacrificado en el ruedo."
Respuesta de D. José
Enrique Zaldívar, veterinario y vicepresidente de AVAT.
"Cuándo se dice que
el toro transportado en un camión o que el toro que sale a la plaza y es devuelto
a los corrales sin lidiar porque no vale para eso, sufre más que el
toro que es sacrificado en el ruedo tras pasar por todas las suertes
de la lidia, se están ocultando datos que están demostrados científicamente.
Cuando me refiero a sufrimiento psíquico estoy hablando del estrés.
El estrés se mide en muchas especies animales a través de una hormona
que se llama cortisol. Cuando el profesor Illera dice que los toros
transportados o los que son devueltos a los corrales sin lidiar, tienen
más cortisol que los que van pasando por las suertes de la lidia, (unos
por los picadores, otros por las varas y las banderillas y otros por
los picadores, las banderillas, el estoque y el descabello), se está
olvidando de algo sumamente importante y vital para sacar esas conclusiones
como es de la integridad del sistema nervioso. El toro transportado
o el toro que no es lidiado tienen su sistema nervioso íntegro y los
que pasaron por las diferentes suertes de la lidia no. Éstos últimos
han sufrido lesiones en sus transmisiones nerviosas y precisamente son
esas lesiones las que impiden que sus niveles de cortisol sean los esperados.
Para que el eje hipotálamo-hipófisis-adrenales, es decir el sistema
glandular que se ocupa de la respuesta al estrés pueda ser valorado,
es necesaria la integridad del sistema nervioso. ¿Qué integridad de
dicho sistema hay en un toro al que se le ha seccionado la médula espinal
mediante el descabello o la puntilla? Evidentemente ninguna.
Tenemos que hablar también
aquí del conocido como Síndrome de Adaptación que fue ampliamente
estudiado por una eminencia como Selye. Cualquier organismo superior
ante una situación de estrés, pasa por una fase de alarma, en la que
descarga adrenalina, noradrenalina y cortisol en grandes cantidades.
El fin de estas descargas es pasar a la fase siguiente que es la adaptarse
al estímulo que le provoca estrés. Si lo consigue, los niveles de
cortisol se normalizan, lo que significaría que nos hemos adaptado
a la situación que nos estresa. Lo que pretende el estudio es hacernos
creer que el toro de lidia se queda en esta fase y que por tanto se
adapta a la novedosa situación que está viviendo, pero no es así.
El organismo del toro o fracasa y pasa a la fase de agotamiento en la
que es incapaz de responder, o bien sigue luchando para intentar adaptarse
sin conseguirlo. Si el sistema nervioso del toro estuviera íntegro
veríamos unas cifras de cortisol mucho más altas de las que se publican
en el estudio.
Los toros que han sido
analizados después de seccionar su médula espinal tienen niveles de
cortisol casi normales.
Resulta sumamente interesante
saber que conforme avanza la lidia, el toro va teniendo menos cortisol
en su sangre. Resulta curioso saber que cuanto más avanza la lidia,
los daños provocados en el sistema nervioso son cada vez mayores. No
es que haya menos estrés, lo que hay es más estrés que no puede ser
manifestado en forma de descargas de altas cantidades de cortisol porque
los mecanismos nerviosos que hacen que esa respuesta se produzca están
minimizados. Y evidentemente el agotamiento orgánico del animal influye
también de manera considerable.
El otro gran error del
estudio es dotar a unas hormonas llamadas betaendorfinas de unas propiedades
que no tienen. Me explico: en el estudio se nos dice que el toro, en
el momento de las puyas descarga ingentes cantidades de estas hormonas
que serán capaces de neutralizar el dolor que se le está provocando.
Pues bien, te puedo decir que, en ningún estudio científico de los
que he consultado y en cuya recopilación he contado con la inestimable
ayuda de algunos médicos españoles y franceses, en ninguno, se atribuye
a las betaendorfinas la capacidad de neutralizar el dolor. En el 90%
de ellos se las atribuye la capacidad contraria. Quiero decir que a
mayor cantidad de betaendorfinas detectadas en personas que sufrían
dolor, mayor era la cantidad de estas hormonas en su sangre. Las mujeres
que manifestaron mayor dolor durante sus partos eran las que más betaendorfinas
descargaban.
No podemos por tanto
creer que en el toro de lidia, estas sustancias cumplan con cometidos
que nunca se han aceptado en ningún estudio científico.
Actualmente existe la
sospecha de que algunos toros salen dopados con analgésicos, tranquilizantes
y antiinflamatorios. De hecho, en la última Feria de San Isidro, se
ha instaurado por orden de la Comunidad de Madrid el control antidoping,
si el Presidente de la corrida tenía la sospecha de que algún toro
estuviera dopado. Sería absurdo dopar a toros que son capaces de controlar
el dolor con estas mágicas sustancias que su propio organismo genera.
¿Para que le vamos a poner a un toro Fynadine o Feldene si queremos
ocultar una cojera, si en cuanto le apliquen las puyas van a desaparecer
todos sus dolores?. Debo decir que además estas sustancias que he nombrado,
a determinadas dosis, son capaces de disminuir las sensaciones de estrés.
Lo que no sé es si en el estudio se ha tenido en cuenta esta circunstancia
y a los toros analizados se les ha hecho un control de estas sustancias.
Lo dudo.
"El toro no sufre"
Son muchos los daños
físicos durante la lidia y estoy seguro que los grandes aficionados
a la lidia los desconocen.
La puya mide 9 cm. y
en el 90% de las ocasiones se coloca fuera del lugar que los cánones
taurinos dicen (morrillo) y provoca heridas de 20 o más cm. de profundidad.
Habrá quién no comprenda como un instrumento cortante con un filo
similar al de una cuchilla de bisturí del número 20, puede penetrar
dos veces su tamaño o más, ya que han identificado puyazos de hasta
30 cm. de profundidad. La respuesta es sencilla: los picadores con el
objeto de mermar lo más posible la capacidad física del toro, la utilizan
como un sacacorchos, o hacen lo que se llama "mete-saca" y además,
impiden la salida del toro del caballo cuando siente dolor con una maniobra
ilegal que se llama "carioca".
Las puyas lesionan apófisis
espinosas de vértebras, pueden lesionar la parte alta de las costillas,
provocan hemorragias que pueden llegar al 18% del volumen sanguíneo
del toro, pueden traspasar la pleura provocando neumotórax y como consecuencia
insuficiencia respiratoria. Seccionan y por tanto lesionan ramas dorsales
de nervios, en especial los que forman parte del plexo braquiocefálico
que es el encargado de inervar los miembros anteriores. Esta es una
de las razones de que los toros se caigan o cojeen a la salida del caballo.
Las banderillas también
hacen su trabajo, provocando lesiones de músculos, vasos sanguíneos
y nervios no sólo en el momento en que son colocadas, sino durante
el resto de la lidia, debido al movimiento constante que tienen sobre
el dorso del animal.
La estocada casi nunca
es colocada en el hoyo de las agujas, lo que permitiría la muerte rápida
del toro por corte de la vena cava caudal o de la arteria aorta posterior
y de algunos vasos de la entrada del pecho. En vez de eso, es capaz
de lesionar el pulmón o el bronquio derecho del toro lo que provocará
el paso de sangre de pulmón a bronquio, de éste a la traquea, de aquí
al esófago y a las vías respiratorias altas y el toro morirá expulsando
sangre por su boca. En toros brevilíneos el estoque puede llegar a
pinchar el corazón. Cuando vemos al toro tener hipo y dar marcha atrás
es porque la estocada ha traspasado el diafragma, habiendo podido llegar
incluso a pinchar la panza o el hígado.
De esta manera se produce
la parálisis del nervio frénico. En otras ocasiones el estoque tocará
las zonas laterales de los pulmones y veremos unos hilillos de sangre
que salen por sus ollares y su boca. Esto significa que el toro se está
ahogando en su propia sangre. Y la mayoría de las veces la estocada
cortará cordones nerviosos laterales a la médula espinal, que se ocupan
de la inervación de la caja torácica, lo que provocará una parálisis
con insuficiencia respiratoria que hará más agónica su muerte si
es que cabe.
Para terminar la sangría,
que siempre se hace por amor al toro, faltaría más, se procede al
descabello que consiste en seccionar la médula espinal. No se hace
casi nunca una vez, sino varias, hasta que se acierta y si no, pues
se usa la puntilla, que corta la médula con un cuchillo de 10cm.
Además de las lesiones
que te he descrito, no debemos olvidar el sufrimiento de diversos órganos
durante la lidia. Al toro se le somete a un esfuerzo para el que no
está preparado. Las analíticas sanguíneas de estos animales revelan
datos que en cualquier animal serían considerados como patológicos.
"Es una lucha de igual a igual"
No podemos considerar
una lucha entre iguales, a personas armadas que saben lo que va a pasar
y preparadas para ello, contra un animal aturdido, en un lugar desconocido
y solo (los rumiantes se agrupan ante un peligro).
Una gran mentira de la
tauromaquia es considerarla una lucha. No es una lucha, el animal no
elige estar ahí, ni luchar. Es un ataque y un intento siempre fallido
de mantenerse vivo, de huir y de defenderse cuando toda huida es imposible
(el toro recorre el borde de la plaza una o dos veces al salir del toril
buscando una salida, e incluso suele intentar regresar al toril, pero
todo está pensado de antemano; por eso las plazas son redondas, para
desorientar y evitar que el animal se sienta más protegido en una esquina).
Los toros son animales
herbívoros con tendencia natural a huir. El animal está solo ante
personas y caballos que lo acosan y hieren y rodeado de una multitud
cuyos gritos y aplausos lo asustan y desorientan aún más.
Este argumento es, sencillamente, una estupidez que no hay por donde coger.
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