Estocolmo, ciudad sostenible
Fecha Fecha de Publicación: Viernes 20 de Mayo de 2005, 13:07 h.
Tema Ecología


La ciudad sostenible no existe, pero Suecia lleva años intentándolo. Esa ciudad imaginaria donde no hay casi ruido, los coches circulan por pocas calles, está bien comunicada, la energía es renovable, la basura se reutiliza, la gente pasea sin estrés y hay incluso puerto deportivo para disfrutar de la vela... se encuentra en Estocolmo.

Por Gustavo Catalán Deus, publicado en: El Mundo, Martes 17 de Mayo de 2005.

Se trata del barrio de Hammarby Sjöstad, comenzado en 1996 y que se concluirá en 2016 con 22.000 habitantes. De momento viven ya 2.400 vecinos en unos edificios bajos muy acristalados para dejar pasar la luz, pero aislados para impedir que se vaya el calor o el frío.

Hammarby Sjöstad se planificó cuando Estocolmo quería albergar los Juegos Olímpicos. Aunque la capital sueca perdió la competición olímpica, ganó Hammarby para siempre. Un barrio casi autosuficiente que crece bajo una visión holística, enfatizando la importancia del todo, que es mas grande que la suma de las partes.

«Es un esfuerzo público y privado con coherencia social y solidaria, que mantiene los ecosistemas estables y permite una movilidad sostenible», afirma Ulf Ranhhagen, urbanista del mayor estudio de Estocolmo, al frente del proyecto. La Ciudad Sostenible se ha convertido en un concepto que Suecia vende al exterior -China y Canadá- desde que lo presentara en 2002 en la Cumbre de la Tierra de Johanesburgo con gran éxito.

Gracias a Hammarby Sjöstad, se pueden aplicar las teorías en un laboratorio real; la pujante industria ambiental y la receptividad de sus ciudadanos facilitan las cosas. Lo primero fue rehabilitar los suelos del barrio, situado en los antiguos muelles industriales.

De allí fue preciso retirar decenas de miles de toneladas de residuos, muchos de ellos peligrosos: aceites, zinc, plomo y hasta mercurio bajo el mar.

CRISTALES DE TRIPLE CÁMARA

Una vez recuperado el suelo, se ofreció a los promotores con la premisa de construir con otros conceptos: sólo 0,3 aparcamientos por vivienda, no usar cobre ni PVC, instalar placas solares para el agua sanitaria, cristales con triple cámara, carpintería de alta calidad o electrodomésticos en la cocina sólo de la categoría A.

El municipio puso las demás infraestructuras: el puerto deportivo, los amplios viales con canales y jardines, el sistema neumático de recogida de basuras, un silencioso tranvía que comunica con el centro, la garantía del reciclado de todos los residuos, purificación de las aguas sanitarias y próximamente un barco-bus movido por biogás.

Tras los ocho años transcurridos, la experiencia ha demostrado que los vecinos precisan 0,7 aparcamientos por vivienda, porque «todavía no han podido modificar del todo los hábitos de aquellas familias que antes de llegar al barrio tenían dos coches», afirma el arquitecto Enric Freudenthal, que dirige la Casa de Cristal del barrio, un innovador centro de comunicación ambiental para los vecinos.

En Hammarby Sjöstad se experimenta con un sistema para compartir coche, en el que participan 250 vecinos gracias a 22 vehículos. Los usuarios pagan una tarifa donde está incluido hasta el combustible -biogás-, y donde uno se tiene que apuntar para usarlo cuanto quiera, aunque suele usarse para el tiempo libre o para ir al híper.

Las cocinas de Hammarby Sjöstad queman sólo biogás extraído del reciclado de la basura orgánica y de los lodos de las depuradoras.Hoy día, el barrio sueco logra el 50% del agua, calor, gas y electricidad gracias al reciclado. Pero el objetivo es el 100%, según avance la tecnología.

Pasear por Hammarby Sjöstad es como un sueño. La utopía hecha realidad. Pero ¿y cuánto vale vivir allí? Un piso de tres habitaciones con la cocina equipada cuesta entre 200.000 y 250.000 euros. La cuota de la comunidad es de 400 euros mensuales, con climatización y agua. Un precio no tan elevado si se tiene en cuenta que en Estocolmo una cerveza cuesta cinco euros.

LA ENERGÍA DEL SUBSUELO

Hasta un 80% de la energía que necesitamos para calentar y enfriar nuestras casas y oficinas, está bajo el suelo. La afirmación proviene de los técnicos de la empresa Scandinavian Energy Efficiency Company, que llevan una veintena de años perforando el suelo bajo los edificios, para almacenar calor o frío.

«Nuestro sistema consiste en hacer un intercambio de la temperatura entre la zona a climatizar y el subsuelo, gracias a unas perforaciones por las que circula el agua», declara Thomas Wildig, director de marketing de la empresa.

El sistema está pensado para superficies superiores a los 3.000 metros cuadrados. En invierno, el agua que circula por los radiadores se calienta gracias a bombearla a 70 metros bajo el suelo. En ese recorrido dentro de la roca el agua sube de temperatura más de 10 grados. Por el contrario, en verano el agua más templada del edificio se enfría unos grados en el subsuelo. «Descargamos calor en el suelo en verano y frío en invierno», resume Johan de Faire, director técnico de la empresa.

Para entenderlo mejor, señalan que el sistema existe desde hace cientos de años en España. Los pozos donde se guardaba nieve en invierno en Mallorca o en Madrid, para abastecer de hielo a las ciudades en verano son el ejemplo que utilizan, aunque en este caso son tuberías de acero inoxidable en forma de U, aisladas unas de otras.

Existen ya 500.000 intercambiadores de calor con esta tecnología, que logran ahorrar el 80% de la energía necesaria. Su amortización es tras un periodo de cuatro a siete años. La instalación del sistema cerrado de agua se garantiza durante 50 años, mientras las partes mecánicas hay que sustituirlas a los 15 años de uso.

Copyright © El Mundo, 2005.

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