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El laboratorio del sol
Fecha de Publicación: Viernes 29 de Julio de 2005, 18:20 h.
Tema: Energía
EnergíaLa Plataforma Solar de Almería, el gran laboratorio para aprovechar la energía del sol, va a cumplir 25 años. Lo celebra con buenas noticias: España abre una vía de luz construyendo las primeras centrales europeas para transformar el sol en electricidad. Los expertos ya prevén un ‘boom’ parecido al de la energía eólica.

Por Rafael Ruiz, publicado en: El País Digital (EP[S]), Domingo 26 de Junio de 2005.

La energía solar que llega a la Tierra equivale a unos 120 billones de kilovatios, o sea, más de 19.000 kilovatios por habitante, lo que viene a ser 340.000 veces la potencia nuclear instalada en el mundo. A lo largo de un año representa 14.000 veces el consumo energético mundial o 28.000 veces la producción mundial de petróleo. Son datos que aporta la revista especializada Energías Renovables en su extra sobre la energía solar.

Pues bien, de todo ese potencial apenas aprovechamos nada para nuestro consumo energético. Ni siquiera un país como España, que dispone de sol a raudales y, por su grado de desarrollo, se supone que también tecnología suficiente para aprovecharlo. Le damos la espalda al sol como fuente energética para otros usos que no sean los designados por la naturaleza.

Pero algo está a punto de pasar.

A finales de 2004, de paneles solares fotovoltaicos (los que obtienen directamente electricidad a partir de la luz, mediante células de silicio, material que complica y encarece mucho esta tecnología; los expertos calculan que aún podemos necesitar dos décadas para el desarrollo a gran escala de esta energía) teníamos instalados sólo 39 megavatios (el tercer país de la UE, aunque muy por debajo de Alemania, con 794 megavatios, y Holanda, 48). Pero la desolación es mucho mayor en energía solar térmica (los sistemas que captan el calor de la radiación solar, y cuya aplicación más conocida a nivel doméstico es calentar agua); aquí estamos los séptimos, por detrás de Alemania (que, disponiendo de muchísimo menos sol, tiene instalada una superficie de paneles 16 veces superior a la nuestra), Grecia, Austria, Francia, Italia y Holanda. Son datos del barómetro EurObserver. “Con todo el sol que tenemos, más la tecnología, más las ayudas públicas, que estemos así es una situación paradójica”, según Javier García Breva, director del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, (IDAE), que depende del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

Un panorama oscuro. Pero algo está a punto de estallar.

Y hay unas instalaciones en Almería que tienen mucho que ver en este vuelco.

La tercera pata para el aprovechamiento energético del sol –aparte de los paneles fotovoltaicos y la solar térmica a pequeña escala– es la energía solar térmica de media y alta temperatura, las plantas industriales de generación de electricidad, hasta ahora explotadas comercialmente sólo en California (EE UU). Sólo ahí.

¿Centrales de generación de electricidad como las térmicas de carbón o las nucleares, pero que obtienen energía directamente a partir del sol?

Sí. Centrales solares. Ahí, en esa tercera pata, es donde algo está a punto de cambiar radicalmente. Y algunos se aventuran a hacer comparaciones con el boom de la energía eólica en España de los últimos diez años, energía renovable que cuenta ya con una potencia instalada de más de 8.000 megavatios y nos coloca a la cabeza del mundo, junto con EE UU y Alemania.

Con el sol, España está a un paso de dar la campanada y volver a colocarse a la cabeza, también con Estados Unidos y Alemania como compañeros de viaje.

A un paso de ser pioneros en Europa, gracias a que tenemos sol, mucho sol, y a unas instalaciones en Almería que van a cumplir 25 años y que han intentado abrir sendas desconocidas desde los años ochenta, puntos de luz en medio de tanta oscuridad.

Viajamos a la Plataforma Solar de Almería (PSA), un escenario como de ciencia-ficción en el desierto de Tabernas.

Un centenar de investigadores acercándose hacia la luz. La luz es buena. Silencio. Reflejos. Sol. Eso es lo que importa, el sol. Más de 3.000 horas de sol al año. Un centenar de hectáreas de tierra reseca que ha servido de laboratorio de investigación y ebullición para transformar la energía que nos llega del Sol en electricidad. Un paraje que visto desde fuera parece un punto de encuentro con algo o alguien de más allá, extraplanetario.

El guarda levanta la barrera. Los helióstatos cabecean muy lentamente siguiendo la luz. Cuatrocientos espejos mirando al sol. Dos extraños faros gobiernan esos centenares de espejos que le envían la luz, captan los rayos que les mandan y reproducen pequeños soles.

Su director, Diego Martínez, se estira satisfecho en su asiento y confiesa: “Han llegado ustedes en el momento oportuno. Yo creo que por fin estamos viendo el final del túnel”. Él se confiesa aliviado, pero la declaración suena inquietante.

Al mediodía, en la plataforma solar todo es un inmenso resplandor.

Año 1981. Comienzo del túnel. A finales de los setenta se ha producido la gran crisis mundial del petróleo. Nueve países se unen en la Agencia Internacional de la Energía para buscar alternativas. Uno de los proyectos en el que más ilusiones se depositan es la Plataforma Solar de Almería: para demostrar la viabilidad de transformar los rayos solares en electricidad. Poco después, el Ministerio español de Industria pone en marcha un proyecto similar en la misma finca del desierto de Tabernas, al lado de la internacional. Investigan sobre todo dos tecnologías: la de torre, con centenares de helióstatos que siguen el movimiento diurno del Sol para recoger los rayos y hacerlos converger, concentrarlos en un círculo de una torre donde la temperatura puede alcanzar los 1.000 grados, y la de colectores cilindro-parabólicos, que atrapan esa energía natural en hileras de aparatos cóncavos para calentar un líquido, hoy generalmente aceite; aquí se alcanzan temperaturas de 400 grados. La idea básica: obtener por uno u otro medio vapor de agua para activar una turbina.

Año 1986. Los precios del petróleo se vuelven a estabilizar; la investigación solar pierde interés; siete países de la agencia abandonan el proyecto de Almería –Estados Unidos, Italia, Grecia, Bélgica, Suecia, Suiza y Austria– y se quedan solos Alemania y España. Firman un convenio y deciden tirar para adelante con la PSA, aunque la ansiada eclosión no llega. Sin abandonar la idea primera de investigar para obtener electricidad, la PSA se diversifica: ensayos de eficiencia energética en la edificación, desalinización de agua (con costes aún poco competitivos), tratamiento de materiales a altas temperaturas (lo que les ha llevado a involucrarse en la investigación espacial, pues en el horno solar consiguen probar la resistencia de los materiales a altísimas temperaturas: alcanzan 1.000 grados en un minuto) y líder mundial en experimentos de química solar, destrucción de residuos de plaguicidas por los rayos ultravioletas de la luz solar.

1998. Alemania entra en crisis económica, decide mantener una presencia simbólica en Almería y se retira, aunque sigue enviando científicos a formarse a Tabernas a través de la firma de convenios concretos –este año ha habido 12 ingenieros alemanes en la planta–. España, a través del organismo oficial de investigación Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas), asume al 100% la gestión de la PSA, sus objetivos y costes. El empeño continúa, aunque a veces cunde el desánimo.

2005. Giro de 180 grados. Se vislumbra el final del túnel. Un punto de luz en la oscuridad. Lo cuenta Diego Martínez: “Mire, es que llevamos aquí mucho tiempo y siempre hemos esperado esto. Tenemos todos mucha fe, y confiamos en que de aquí a 2010 éste sea el nuevo boom de las renovables”.

¿Ahí metidos mucho tiempo? ¿Por fin pueden salir?

¿Qué ha pasado?, ¿por qué ese fogonazo dentro del resplandor que hace pensar en el final del túnel?, ¿qué pasa en ese laboratorio de sol y tierra seca para que estén tan contentos?, ¿con quién han contactado?, ¿qué está pasando aquí?

Que por fin todos sus desvelos dan su fruto, que los proyectos mil veces aplazados se llevan a la práctica.

Acercaos a la luz, la luz es buena.

El año que viene, en junio de 2006, se inaugura en Sanlúcar la Mayor (Sevilla) la PS10, la primera central de energía solar de alta temperatura que funcionará comercialmente en Europa, que se enganchará a la red. El precedente hay que buscarlo en la decena de plantas operativas en California (Estados Unidos), que se construyeron a finales de los años ochenta y comienzos de los noventa, con una potencia total instalada de 354 megavatios.

No sólo eso, la PS10 será la primera central solar comercial en el mundo con la tecnología de torre –esa especie de faros en medio de terrenos áridos–. El mérito de tanta novedad mundial hay que reconocérselo al promotor, Abengoa (empresa fundada en Sevilla en 1941, presente ahora en 70 países y con una parte importante de su negocio volcada en el desarrollo sostenible). Se construye con tecnología totalmente nacional. Su potencia: 10 megavatios. La inversión: 35 millones de euros. “Por ser la primera, hemos querido comenzar despacio, con una potencia pequeña, con precaución”, explica Rafael Osuna, director general de Solúcar Energía, la filial de Abengoa centrada en la energía solar. Pero añade que tienen grandes planes para los próximos años; ya han solicitado permisos para poner en marcha otras dos plantas de 20 megavatios y otras tres de 50 cada una; en total, más de 200 megavatios.

Y un año después, a mediados de 2007, está previsto que entre en funcionamiento en la provincia de Granada, en el Marquesado, la primera fase de Andasol, promovida al 70% por el grupo ACS (la constructora que preside Florentino Pérez) y al 30% por Solar Millennium, una empresa alemana que lleva años empeñada en promover plantas solares en el mundo. Andasol I tendrá una potencia de 50 megavatios y supone una inversión de 250 millones de euros. Un gran estreno para ellos también, con tecnología alemana desarrollada en España, en la plataforma de Almería. De hecho, al frente de Solar Millenium está Michael Geyer, que durante 10 años ha dirigido las investigaciones alemanas en la PSA. “Nos hace mucha ilusión dar ahora el salto, pasar ya a la aplicación”. Geyer avanza que medio año después está previsto que eche a andar la fase II, con otros 50 megavatios, también en el Marquesado. “Y Solar Millennium ya está buscando socios en el sector eléctrico para Andasol III, con otros 50 megavatios”.

Es decir, que sólo con las seis plantas de Abengoa y las tres fases de Andasol, España ya alcanzaría la potencia instalada hasta ahora en California.

¿Y por qué se ha dado este paso hacia la luz justo ahora, en 2005-2006?

Gracias a las primas.

Es la fórmula mágica: sol, más tecnología, más primas.

En el decreto de 1998 de fomento de las energías renovables, estableciendo subvenciones al kilovatio hora, sólo contemplaron la conexión a la red de los paneles fotovoltaicos, pero se olvidaron de la solar térmica. Los helióstatos se quedaron en el limbo. En el último Consejo de Ministros del Gobierno del PP, en la primavera de 2004, se corrigió por fin el desarreglo y se establecieron generosas ayudas a los kilovatios solares térmicos; ahora la prima –aunque el cálculo es complicado y depende de una serie de baremos– es de 0,21 euros el kilovatio hora, lo que supone unas 10 veces más que el precio de mercado del kilovatio hora convencional (para los productores, no para los consumidores); una prima que ha dado confianza para lanzarse a inversiones importantes.

También se muestra ilusionado Valeriano Ruiz, uno de los gurús de la energía solar en España, catedrático de Termodinámica en la Universidad de Sevilla y presidente de Protermosolar, asociación de empresas constituida a finales del año pasado para promover este tipo de instalaciones. Tiene 61 años y lleva dándole vueltas al sol desde 1979: “Soy el viejo profesor de todo esto, llevo muchos años peleando para que se hagan instalaciones. No se alcanzará la madurez de esta energía hasta que no se construyan plantas. Por fin vamos a salir del marasmo de proyectos, de tantos y tantos papeles que nunca llegaban a ninguna parte, que se quedaban en nada. Yo he vivido muchos proyectos y ahora estoy ilusionadísimo. La plataforma de Almería ha sido un laboratorio magnífico, un vivero de ingenieros que ahora están disponibles para dar el salto, para esta nueva fase”. También ve el final del túnel. “Yo soy razonablemente optimista con que se va a producir un despegue como el de la eólica a mediados de los noventa. Y además creo que va a ser un boom más consistente; porque el sol sale todos los días, no vamos a estar sometidos a las fluctuaciones del viento. En el horizonte de aquí a 2010, veo realista llegar casi a los 1.000 megavatios”.

Antes de continuar, una pauta para movernos en la jungla de los vatios y medir bien de lo que estamos hablando: se calcula que, en España, la potencia media necesaria por familia viviendo en un entorno urbano se acerca ahora a los dos kilovatios; o sea, cuando hablamos de una central de 10 megavatios (10.000 kilovatios), ésa es más o menos la potencia necesaria –a pleno rendimiento de la central– para abastecer el consumo doméstico de una población de 5.000 familias; cuando decimos 8.000 megavatios eólicos, ésa es la potencia suficiente para abastecer (si todos los aerogeneradores funcionaran a la vez a tope) a cuatro millones de viviendas.

Pero dejemos terminar al viejo profesor: “Además, yo creo que va a ser un despegue a nivel mundial, y sobre todo en el Mediterráneo sur, en países como Marruecos y Argelia. Y mediante sistemas híbridos. Yo soy un gran defensor de las plantas híbridas, gas natural-sol, que se complementan y dan estabilidad en la aportación a la red”, termina Ruiz.

El interés renace. Aunque California dejó de construir en 1992 estas plantas, porque no confiaba en su viabilidad, ahora en los Estados del suroeste de EE UU han vuelto a movilizarse; se ha formado una asociación empresarial que persigue instalar 1.000 megavatios de aquí a 2010. Y en esa línea mixta defendida por Valeriano Ruiz, el Fondo para el Medio Ambiente (GEF) del Banco Mundial ha dotado en total con 200 millones de dólares cuatro proyectos de plantas solares térmicas asociadas a otras de gas natural, en la India, Marruecos, Egipto y México. A nadie se le escapa que, contando con la transferencia tecnológica de países desarrollados, el Tercer Mundo está muy interesado en conseguir transformar las abundantes radiaciones solares que recibe el sur del planeta en electricidad.

Al mediodía, la plataforma solar es como un inmenso espejismo. Tanta luz que ciega. Los helióstatos cabecean en sentido contrario al sol. Miran hacia otro lado. Obedecen una orden para apagar los rayos fulminantes y que los visitantes puedan subir a una de las torres solares, faros en el desierto. Diego Martínez se encaja las gafas protectoras y desde lo alto añade: “Esto va para adelante”. Extiende un brazo y habla de contactos que van más allá…

Grandes referentes del sector eléctrico ya han mostrado su interés por meter el sol en la red. Iberdrola, por ejemplo, mira con deseo una de las puntas de lanza más innovadoras de la PSA: la DISS, Direct Solar Steam (vapor solar directo), que consiste en poder prescindir del aceite en la tecnología cilindro-parabólica, para trabajar directamente con el circuito de agua; Iberdrola tiene la intención de construir una planta de cinco megavatios con esta tecnología innovadora y prometedora.

La investigación no se detiene. Será otro gran paso hacia la luz. El fogonazo al final del túnel.

A media tarde, la PSA queda desierta. Los visitantes, atrapados en el resplandor. La luz es buena, hipnótica incluso.

Más información: Plataforma Solar de Almería: www.psa.es. Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía: www.idae.es. Revista ‘Energías Renovables’: www.energias-renovables.com.



Lo que cuesta esta energía en casa

El texto largo de estas páginas se centra en la energía solar térmica de media y alta temperatura, la de las grandes plantas. Pero hay una vertiente de esta energía renovable a pequeña escala que merece atención. Es la que se usa sobre todo para obtener agua caliente sanitaria y climatización de piscinas, pero también puede emplearse como calefacción e incluso como aire acondicionado, para producir, por contradictorio que parezca, frío a partir del sol (Fagor, por ejemplo, ya ha desarrollado un aparato de este tipo). El texto largo cuenta lo atrasada que está España en esta manera tan ecológica de ahorrar recursos energéticos convencionales; los séptimos en Europa, muy por detrás de Alemania, Grecia y Austria. “Padecemos un problema de cultura energética”, explica Javier García Breva, director del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). “Vivimos en una cultura derrochadora de energía. Algo incomprensible. En los últimos cinco años se han construido millones de viviendas, y sin ningún criterio de eficiencia energética. Qué oportunidad desperdiciada. Las administraciones prácticamente no han hecho nada ejemplarizante, que sirviera de modelo, en edificios públicos. Estamos aumentando el consumo de electricidad a un ritmo que es el doble del crecimiento del PIB. Eso es una barbaridad. Yo creo que hemos estado muchos años centrándonos sólo en gestionar la oferta y no en poner un poco de racionalidad en la demanda”. Conclusión: desde Red Eléctrica Española (REE) ya se ha comenzado a avisar del riesgo de sufrir apagones por este consumo desaforado de nuestra sociedad. Otro dato preocupante: el pico de consumo de este año ha sido un 15% más alto que el pico del año pasado. “Insostenible”, subrayan en el IDAE.

Es ahí, en todo ese ecosistema doméstico, donde adquiere especial importancia la pequeña energía solar térmica. García Breva quiere ver también el final de la oscuridad en este apartado, pues el próximo enero entrará en vigor la directiva europea que hace obligatoria la integración de la energía solar en la edificación nueva o rehabilitaciones. “Esperamos que las comunidades autónomas, competentes en vivienda, trasladen esta normativa estatal, y que incida en los nuevos desarrollos residenciales, porque llevamos un retraso espectacular, y con la tecnología disponible, España es capaz de cubrir el 70% de las necesidades de producción de agua caliente en los hogares”, añade García Breva.

Para incentivar la colocación de estos dispositivos, el IDAE ha hecho números sobre inversiones, ayudas y ahorros. La instalación de energía solar en una vivienda unifamiliar para cuatro personas en Madrid que consuman 160 litros diarios de agua caliente cuesta 1.624 euros; en un edificio con una comunidad de 20 viviendas (80 personas) en Madrid con 2.400 litros diarios de consumo de agua caliente, la inversión es de 27.000 euros, y en un hotel de 400 camas en Canarias con un consumo de 28.000 litros diarios, la inversión asciende a 412.000 euros. Parece caro, ¿no?, pero es que el IDAE subvenciona el 30% de la instalación, y el ICO (Instituto de Crédito Oficial) concede un préstamo de hasta el 80% por 10 años. Con lo cual, los desembolsos quedan así para los titulares: vivienda unifamiliar, 325 euros al comienzo más 96 euros anuales del préstamo durante 10 años; edificio de 20 viviendas, 5.400 euros al comienzo más 1.600 euros anuales; el hotel de 400 camas, 82.500 euros al comienzo más 24.400 euros anuales. Para entender el ahorro hay que calcular que entre el 65% y el 75% de la energía vendría aportada por el sol, con la consiguiente rebaja de electricidad, gas o gasóleo en las facturas de consumo para calentar agua. A todo esto hay que añadir el beneficio ambiental: reducción de impactos de las energías convencionales y recortes en las emisiones de CO2, principal acusado del cambio climático.

Copyright © El País Digital, 2005.

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